Pero muchas no se dan cuenta.
No porque les falte potencial, sino porque les sobra orgullo, exceso de planes y falta de estrategia. Porque creen que crecer es conseguir un cliente grande, cuando en realidad se trata de construir relaciones rentables con muchos pequeños. Porque se esfuerzan por verse como “los grandes”, sin entender que ahí no está la jugada.
Las grandes tendencias son lentas… hasta que son imparables
Así como el mundo se digitalizó en cámara lenta y de repente todo era remoto, las empresas pequeñas que se adaptan con paciencia y visión terminan ganando. Las que sueltan la vanidad, escuchan al cliente, aprovechan la IA y trabajan con sentido, crecen sin necesidad de inflarse.
Las megaempresas y megaproyectos generan titulares… pero también gastos imposibles, burocracia y resultados que rara vez benefician o agregan verdadero valor a muchos.
En cambio, las empresas pequeñas bien enfocadas generan valor real, educan, empoderan, multiplican oportunidades y logran transformaciones sostenibles.
El pasado: 1960 - 2000
Muchas empresas familiares nacieron humildes y crecieron al ritmo de tendencias lentas pero potentes.
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General Motors creció más de 17 veces en cuatro décadas gracias a relaciones sólidas con proveedores.
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McCain Foods, fundada por cuatro hermanos, se convirtió en líder global de papas fritas congeladas al aliarse con McDonald’s.
¿La clave? Tener uno o varios aliados estratégicos, cuidarlos, crecer con ellos y dejar el ego en la puerta.
El quiebre: 2000 - 2025
Llegó el internet. Los grandes crecieron tanto que dejaron de crecer. Se enfocaron en recortar costos y empezaron a exprimir a sus proveedores.
El caso de Amex y Costco lo dice todo: alianza exitosa, hasta que terminó y Costco la subastó al mejor postor. Citibank/Visa ofrecieron tanto que aún no sabemos cómo lo van a recuperar.
En ese momento muchos proveedores se dieron cuenta de una gran verdad: servir a los grandes puede ser insostenible.
El presente: 2025 en adelante
Hoy las reglas han cambiado otra vez:
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Las empresas pequeñas están usando IA para escalar sin depender de clientes grandes.
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Los grandes empezarán a notar que sus proveedores están invirtiendo en otros… en sus propios competidores.
Entonces, ¿qué hacer?
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Recortar para complacer a los grandes es una trampa. Atiéndelos con eficiencia, pero sin rogar. Automatiza, digitaliza y no inviertas más de lo que vale la relación.
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Invierte en los pequeños que sí valoran tu trabajo. Escúchalos, innova para ellos, cobra lo justo y busca ganar con ellos a largo plazo.
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Haz que tus pequeños clientes le ganen a los grandes. Esa es la estrategia real. Porque cuando los pequeños crecen contigo, tú también creces. Y creces bien.
La gran diferencia
Un plan te dice qué hacer. Una estrategia te muestra cómo ganar. Y si no sabes cómo vas a ganar… lo más probable es que no ganes.