En 2025, la inteligencia artificial generativa llegó con bombos y platillos. Se prometió una revolución total en el marketing y el crecimiento, y aunque sí ha traído cambios importantes, los resultados nos están enseñando una lección clave: esto es un juego a largo plazo.
Las empresas que realmente están comprometidas con el crecimiento no están corriendo tras la última moda, sino enfocándose en lo esencial: simplificar, aportar valor y liberar a las personas para tareas de alto impacto.
No hay crecimiento sin estructura, ni estrategia sin ejecución. La clave está en combinar creatividad con escala, automatización con humanidad, y estrategia con prueba y error.
El 2025 no es el año para buscar atajos. Es el año para construir la base del éxito sostenible.
Muchas organizaciones están cayendo en la trampa de medir la inteligencia artificial con la lógica de un anuncio de Google: “¿cuánto retorno me dio este mes?”. Esa ansiedad por ver resultados inmediatos lleva a decisiones reactivas: recortes de presupuesto, desilusión y caos.
La pregunta no es si la IA generativa sirve. La pregunta es: ¿para qué estás usándola?
Si no tienes una estrategia clara, alineada con tu modelo de negocio, vas a frustrarte. Por eso, antes de invertir más:
Aquí algunas formas accesibles y realistas de comenzar a experimentar:
Vivimos en una era de sensibilidad extrema al precio. Todo está más caro. Y los consumidores están más dispuestos que nunca a probar marcas nuevas si les ofrecen mejor valor.
Marcas como Temu no están ganando solo por ser “low-cost”, sino por entender algo clave: el precio percibido es parte del valor.
Ya no basta con “ser bueno”. Hay que parecerlo… y ofrecerlo de manera tangible.
Los programas de lealtad están mutando: menos romanticismo de marca, más lógica de conveniencia. Puntos, cupones, descuentos dinámicos… pero sin complicarle la vida al cliente.
Menos regateo, más valor directo. Más compromiso, aunque haya menos fidelidad ciega.
La IA generativa puede hacer mucho… pero no todo. Automatiza tareas simples, te ayuda a responder más rápido, pero no reemplaza la intuición, el criterio ni la empatía.
Tu misión como organización no es reemplazar personas, sino reorganizar el trabajo para que las personas puedan enfocarse en lo importante:
Muchas empresas están haciendo movimientos cosméticos con la IA, cuando lo que necesitan es una reorganización de fondo:
No hay IA que salve un negocio desorganizado.
El 30% de los compradores B2B afirma que más de 10 personas fuera de su empresa influyen en sus decisiones de compra. Esto incluye expertos en comunidades, creadores de contenido, o personas que conocieron en eventos del sector.
Para las generaciones más jóvenes, las redes sociales son ahora uno de los canales clave de decisión de compra.
Ya no se trata solo de crear contenido corporativo, sino de activar una red de voces confiables que recomienden tu marca con autenticidad.
Los canales digitales ya no son solo para comprar productos baratos. Cada vez más decisiones de alto valor pasan por sitios web, WhatsApp o catálogos digitales.
Por eso, el rol del vendedor cambia: ya no es quien toma el pedido, sino quien guía la experiencia.
El 2025 no es para correr detrás de la IA como moda. Es para aprender a usarla con inteligencia. Las empresas que crezcan este año no serán las que tengan más herramientas, sino las que tengan más foco. No se trata de hacer más, sino de hacer mejor.
La estrategia sigue siendo humana. La IA es solo una de las herramientas del nuevo crecimiento.